miércoles, 27 de junio de 2007

TURISMO LENTO EN TRES ARROYOS



TURISMO LENTO, COMIDA LENTA, EL MOVIMIENTO "SLOW"DESEMBARCO EN TRES ARROYOS Y CLAROMECOManso y tranquiloDesde 1989, en que nació en Roma, se viene expandiendo por el mundo el movimiento slow (lento), que ya abarca varias aristas: slow food (comida lenta), slow travel (turismo lento) y slow cities (ciudades lentas). En Tres Arroyos existe un referente del slow travel, y en Dunamar un restobar recibió la certificación de slow food. Hasta se dice que, de proponérselo, tramos de la franja costera tresarroyense podrían convertirse en slow cities. ¿En qué consiste concretamente la vida slow? ¿Qué ideales persiguen los adherentes?. ¿A qué obedece la aceptación que está teniendo en el orbe?. "El Periodista" y un informe especial, para ser leído "manso y tranquilo" El movimiento slow es la alternativa a los mandatos del consumo desmedido y la alocada carrera a ninguna parte que la humanidad enfrenta en estos tiempos globalizados. Esta filosofía, que ha tenido un fuerte anclaje en el turismo y la gastronomía a nivel mundial, nació en Roma en 1989 como una forma de oposición a los sitios de comidas rápidas (fast food). Concretamente, por iniciativa de Carlo Petrini, un crítico gastronómico, chef y sociólogo, una multitud de romanos se reunió en la bella e histórica Piazza di Spagna (Plaza de España) para reivindicar la comida italiana y los productos autóctonos de su país ante la apertura de un nuevo local de McDonald's en la capital de la península itálica. Tras esta protesta surgió el Slow Food Internacional, una fundación encargada de difundir los principios de la comida lenta, elaborada artesanalmente, con productos sanos, ecológicos y autóctonos que se disfruta en un entorno familiar. Esta organización desalienta por completo el consumo de la denominada comida chatarra y destaca las virtudes de la lentitud por sobre el vicio de la rapidez. Su crecimiento ha sido tan importante que en la actualidad dirige la prestigiosa Universidad Gastronómica de Turín.El Slow Food Internacional realiza una reunión cada dos años denominada Terra Madre. En este evento se congregan productores, artesanos, cocineros y otros adherentes al movimiento de todo el mundo. La última edición se realizó en Turín en el mes de octubre de 2006 y contó con la presencia de más de 6000 personas interesadas en recuperar una calidad de vida que los habitantes del planeta hemos perdido hace mucho tiempo.En resumen, el Slow Food pretende ser una referencia para vivir una vida sin prisas comenzando por la mesa. Su símbolo es el caracol, ya que este pequeño animal se mueve despacio y degusta con calma su paso por la vida.Esta relativamente nueva corriente de pensamiento ha sido también la impulsora del concepto de Slow Cities, Citta Slow o, en castellano, Ciudades Lentas. En la práctica se trata de ciudades, pueblos, barrios o villas en las que sus habitantes se han propuesto seguir una serie de normas que mejoran sensiblemente la calidad de vida.Actualmente existen cerca de 100 ciudades slow en el mundo. Para integrar esta nómina, las localidades deben cumplir con determinados requisitos: no pueden tener más de 50 mil habitantes, deben implementar restricciones al tránsito vehicular, incluyendo zonas exclusivamente peatonales, tienen que generar políticas de infraestructuras respetuosas con las características de la ciudad y fundamentalmente proteger el medioambiente. Las Ciudades Lentas salvaguardan los alimentos tradicionales promoviendo espacios y ocasiones para el contacto directo entre consumidores y productores. Existen localidades con certificación slow en casi todo el mundo, pero sólo en Italia ya suman alrededor de 40.La ciudad slow es, a su vez, la que trae el turismo slow o el slow travel, que consiste en hacer que las vacaciones sean similares a los veranos de antaño: turismo lento, sosegado y contemplativo, en localidades pequeñas, sin ánimo de hacer nada más que integrarse en el lugar y vivir como los locales del destino visitado, recrearse con el modo de vida del lugar y el entorno. A diferencia del concepto turístico imperante hace años, que propicia las recorridas por decenas de lugares con prisa y sin pausa, los turistas slow son personas que buscan compartir un espacio con sus pobladores y tomar contacto con la cultura del lugar.Adeptos en Tres Arroyos"Me interesé en el turismo slow y tomé contacto con una representante de esta corriente en Mar del Plata. Se trata de María Larsen, quien estuvo en Tres Arroyos ofreciendo sus conocimientos sobre el tema en una charla dictada en la Biblioteca Sarmiento. A partir de esto, ella me designó como representante del movimiento slow en Tres Arroyos", dijo el ex Director de Turismo, Nicolás Sabatini, a "El Periodista".Sabatini piensa que gran parte del turismo tradicional se ha olvidado de la gente haciendo prevalecer "el paquete o el aspecto económico y dejando en segundo plano a las personas, que somos la verdadera esencia de la actividad". Por ello, el ex funcionario se ha interesado mucho en todo lo que rodea al movimiento slow, creyendo que tal propuesta es perfectamente practicable en algunos sectores de nuestro partido.Con el propósito de difundir la filosofía gastronómica y turística slow, el ex profesor desarrolló un sitio web (http://www.tresarroyosslow.com.ar/) en el cual se puede hallar valiosa y amplia información relacionada con el tema y estableció la sede local del movimiento en la Biblioteca Sarmiento.Para el ex Director de Turismo del municipio de Tres Arroyos, nuestro distrito posee una amplia franja costera de unos 100 kilómetros de extensión que casi en su totalidad podría ser aprovechada para desarrollar esta modalidad turística que en Europa, Canadá y los EE.UU. está creciendo de manera considerable. Sabatini entiende que desde Dunamar hasta Reta y desde el Médano 40 en Orense hasta el Arroyo Cristiano Muerto es posible alentar la práctica del turismo slow. Lógicamente, para poder acreditar a Dunamar o cualquier otro punto de nuestra costa como Citta Slow debe darse un consenso de la comunidad en este sentido."El tiempo de ocio es algo absolutamente propio de las personas y no debe ser manipulado. La forma actual de practicar turismo manipula el tiempo libre de la gente. Esto es así hace mucho tiempo porque existe una gimnasia en este sentido", explicó Nicolás.A la hora de responder de qué forma se podrían crear espacios destinados al creciente número de slows travelers que hay en el mundo, Sabatini mencionó que "si en Dunamar, por ejemplo, se incorpora de manera más fuerte la idea de la cultura receptiva, se anexa el slow food y se integra un corredor histórico, arquitectónico, patrimonial y de interpretación de la naturaleza se estaría en condiciones de atraer viajeros lentos".En cuanto al balneario Reta, sus características y el tipo de turismo que lo ha elegido, gente que proviene principalmente de lugares muy contaminados por la cultura moderna, lo convierten en un escenario ideal para la práctica del turismo slow. Además, el Río Quequén cuenta con atractivos históricos y paisajísticos inigualables que también serían de sumo interés para los slow travelers (viajeros lentos).El turista slow hace uso libremente de su tiempo, no se deja llevar por imposiciones comerciales y se dedica a contemplar el entorno en su totalidad, a integrarse a la comunidad en la que se encuentra, investiga sobre la cultura del sitio, degusta las comidas propias del lugar y permanece varios días en el sitio escogido. Por su parte, los habitantes de una ciudad lenta ejercen lo que Sabatini denomina "la artesanía del trato", que consiste en recibir a gente de otra comunidad admitiéndola como propia.El turismo slow pone toda su atención en el hecho de compartir un lugar, de crear lazos con la gente, sus costumbres y el entorno, de ahí su éxito en Europa, Canadá, EE.UU. y en todos aquellos sitios en los que la despersonalización ha alcanzado niveles alarmantes. "Todos los que hemos viajado conservamos siempre el recuerdo de una persona que conocimos en el viaje. Ya sea porque nos brindó ayuda o tuvo un gesto de amabilidad, siempre hay una persona que fue importantísima en el viaje. Esto es lo que demuestra que nosotros somos los actores principales de la actividad turística. Esa es la clave del movimiento slow, los protagonistas somos las personas", finalizó el ex funcionario comunal.Slow food en Dunamar El restobar "Frida" en Dunamar, propiedad de Javier Carlomagno y Marcelo Barcala, es un sitio que comenzó su andadura comercial esta temporada y es el único lugar de comidas de nuestro distrito que cuenta con la certificación Slow Food.En realidad, esta nueva faceta no es novedosa para Carlomagno, ya que desde hace varios años es guía en diferentes propuestas de turismo ecológico o ecoturismo, una variante no muy distinta del movimiento slow."Nosotros asistimos a las charlas que dio en Tres Arroyos la presidenta del slow food de Mar del Plata y nos adherimos al movimiento slow. Por otro lado, desde que pensamos este negocio siempre dije que quería crear un lugar en el cual la gente pudiera quedarse sentada charlando, sin el apuro de tener que irse porque hay gente haciendo cola afuera o porque uno estuviera controlando que las mesas estén ocupadas sólo durante una determinada cantidad de tiempo. Lo que quisimos hacer es homenajear el encuentro de amigos", explicó Javier a "El Periodista"El comerciante resaltó que para lograr esta idea se tuvieron en cuenta varios detalles, como por ejemplo la construcción de sillas cómodas para que la gente goce del estar sentada y permanezca en el local. El sitio dispone además de material de lectura, se hacen exposiciones de arte y su cocina ofrece un menú variado elaborado con productos frescos que se preparan en el momento. "En la cocina queremos que haya platos vegetarianos y comidas carnívoras, además hacemos hincapié en el producto típico del lugar, que es el pescado".Como el sitio encaja en la denominación de restobar, su horario de atención es amplio, de hecho permanece abierto de forma continuada desde el mediodía hasta pasada la medianoche, lo que les permite, entre otras cosas, ofrecer picadas con productos del lugar. "Tenemos picadas de pollo o pescado al escabeche. Acá no vas a encontrar ninguna clase de snacks", señaló Carlomagno.En el sitio también suelen presentarse músicos, aunque se seleccionan propuestas que vayan de acuerdo con el estilo slow.Por otra parte, el comerciante continúa con su antigua propuesta de turismo ecológico. En este sentido realiza caminatas fotográficas y paseos diurnos y nocturnos por el bosque de Dunamar y algunos puntos de la costa, como el Salto de Christian o el Caracolero."La idea de las caminatas fotográficas es que la gente, independientemente de la cámara que tengan, puedan obtener ellos mismos las postales del lugar. Así es como recorremos los sitios clave de la localidad y vamos compartiendo historias o simplemente conversando de cualquier cosa. Y los paseos sin cámara los hacemos entre febrero y diciembre porque en enero no hay tiempo, además hay tanta gente que no es posible disfrutar plenamente de la calma del lugar. Tampoco hacemos estos paseos los fines de semana en los que hay mucha gente por lo mismo que comentaba antes. Las caminatas nocturnas, por ejemplo, las hacemos cuando hay luna llena y no llevamos nada para alumbrarnos".La filosofía de los viajeros lentos 1) Elegir una zona limitada, que no sea muy grande, de una región.2) Permanecer por lo menos una semana en el destino elegido.3) Escoger alojamientos pequeños, refugios, hoteles de pocas habitaciones, casas particulares o casas rurales, posadas, hostales.4) Frecuentar los mismos lugares para conocer y tener contacto con la gente del lugar, comprar en las mismas tiendas donde va la gente del sitio.5) Evitar tener que desplazarse en coche en la medida de lo posible. A pie se tiene un mayor contacto con la gente y el lugar.6) Llevar menos guías turísticas y más libros para entregarse al placer de la lectura.7) Dejar la cámara fotográfica en casa y contemplar o dibujar los sitios en un cuaderno de viaje.8) Hacer picnic y evitar comer cada día en un restaurante.9) Pasear, montar en bici, aprender el idioma o apuntarse a clases de cocina, de pintura, de escultura o de baile.10) Dejarse llevar por el pensamiento de no hacer nada para desconectar por completo de la rutina diaria.El Periodista de Tres Arroyos.Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina