lunes, 5 de noviembre de 2012

CUAL ES TU DIRECCION





La memoria
CUAL ES TU DIRECCIÓN
                                             Escribe Stella Maris Gil
       La nomenclatura  de calles, plazas y sitios de la ciudad obedece a múltiples motivos: destacar la figura de un gobernante de turno; buscar una identificación con el paisaje urbano, homenajear  a algún vecino que con sus obras generó bienestar al lugar, fijar fechas históricas que no pueden ser olvidadas.  ¿A qué obedeció tal denominación?. ¿Fue simplemente algo circunstancial o respondió a un debate de ideas o a una selección entre diversas propuestas para determinar el perfil de la ciudad?.
El nombre identifica a una persona, se funde en ella y ambos adquieren una significación propia. Lo mismo ocurre con las calles, plazas, sitios por los cuales transitamos.
Menudo trabajo es el rastreo que hay que realizar para saber el porqué de las imposiciones de determinados nombres.                                                                                                                                   Las denominaciones son dadas por Ordenanzas municipales, las cuales son difíciles de encontrar en los archivos: no están, se quemaron, se traspapelaron, se mojaron. ¡Dónde estarán!.
 Por ejemplo: la famosa incógnita de la “20 de abril”. Allí el profesor Nicolás Sabatini, lupa en mano parece que pudo llegar al quid de la cuestión.                                                                                                                                                         El 20 de abril de 1811 el segundo gobierno patrio denominado Junta Grande dictó el decreto de Libertad de Imprenta. Interesante pensamiento el de nuestros primeros gobernantes nativos.  Entre sus considerandos expresaba:
“…Atendiendo a que la facultad individual de los ciudadanos de publicar sus pensamientos e ideas políticas, es no solo un freno a la arbitrariedad de los que gobiernan, sino también un medio de ilustrar a la Nación en general …”. (Rosa, José María. Historia Argentina. Tomo II).
No hay documentación que lo acredite, pero es viable. Pareciera aclarar las dudas.(Ver libro “Desde los tres arroyos”) .
La 20 de abril nace en la avenida Moreno. Muy cerca también de allí nace en la misma avenida la  Dean Funes en recuerdo de quien fuera representante de Córdoba en la Junta Grande e ideólogo de aquel decreto .  El Dean tenía cierta afinidad política con el secretario de la Primera Junta Mariano Moreno. ¿Casualidades?.
Dejamos esa zona y de un salto en diagonal  lleguemos a la Terminal de ómnibus. Busco la calle Vicente Cacuri. Cruzo la avenida San Martín y encuentro a Catamarca y a Catamarca bis.
De acuerdo a la Ordenanza 302/1974 tendría que estar allí con cartel y placa incluidos. Es verdad que algunos problemas de ubicación existieron. La Ordenanza N° 55/73 resolvía suplantar el nombre de Magallanes por el de Cacuri “a la calle ubicada a la altura de Rivadavia al 900, rumbo N.O.” lo que provocó la reacción de los vecinos identificados con ese nombre.  Por tanto se deroga y por ordenanza N° 302/1974 se fue al lugar donde debería estar hoy día…pero no está. (Ver en libro “Desde los Tres Arroyos”).
Y si de plazas hablamos

La plaza 3 de febrero causa intriga.
Dos acontecimientos nacionales destacados sucedieron ese mes y día en diferentes décadas: la batalla de Caseros y el combate de San Lorenzo. ¿A cuál de ellos corresponde el nombre?. Me inclino por este último. Sin duda lo ratificarán los sanmartinianos locales, máxime que el próximo año se va a cumplir el bicentenario de esa lucha, primer triunfo de San Martín en tierra argentina e inmortalizada en la Marcha, que desde las escuelas se enseña a cantar a los chicos y que crece en fervor a través del tiempo:  “…son las huestes que prepara San Martín para luchar en San Lorenzo…”
La plaza  está ubicada atrás de la Municipalidad. Allí estuvo una pista de baile desde el mismo momento de la inauguración del Palacio. Se le llamó el Sueño Azul. Tuvo diferentes dueños y cierres entre ellos en el año 1949 . La música y algarabía a veces provocaba protestas de vecinos. Era uno de los pocos lugares bailables de la ciudad  hasta que la juventud comenzó a frecuentar los salones de los clubes.                                                                                                            En la glorieta que hoy guarda material de jardinería del municipio estaba la cantina. Todavía queda el lugar destinado a los músicos que amenizaban el lugar. El acceso se realizaba por el pasaje Dameno.
Los testimonios de los muchachos de antes indican:
“El predio del lugar ocupaba todo el perímetro desde más o menos algo de un poco más de un metro de la pared de la municipalidad donde había un pasillo para entrar y el lugar físico terminaba contra el cordón donde termina el homenaje al inmigrante. Dentro del lugar había una fuente con agua donde alguno después de alguna pelea, que hubo muchas, iba a parar dentro de la fuente. El perímetro tenía plantas y alambre tejido que permitía ver lo que pasaba adentro. La orquesta que tocaba en mi época era la de Juan Barile, la pianista era una hermana y el cantor Roberto Lara. En oportunidades también actuó la orquesta que tocaba el saxo Rolandi siendo el pianista un hijo suyo. La música se escuchaba desde varias cuadras”. (Saúl Fichman).
El hoy son los juegos infantiles, la calesita y el monumento de los inmigrantes.

Pasaje del inmigrante
Es la denominación que se le dio por Expediente N° 3167-C-88 y Ordenanza N° 2777/88 a un sector de la plaza 3 de febrero ocupada por el citado monumento.
Tengo en mis manos la reseña histórica escrita en 2004 por Domingo Leonel Elías sobre las acciones llevadas a cabo para la realización de una escultura que homenajeara a los inmigrantes .
“Los auspiciantes de la iniciativa de erigir el Monumento se reunieron en la Biblioteca Pública Sarmiento con los representantes de las distintas colectividades extranjeras radicadas en nuestro medio”. Corría octubre de 1964.
De allí salió la Comisión Pro Monumento al Inmigrante integrada por el doctor Eugenio Simonetti como presidente junto a Isaac Scher,  Elder Marcolongo, Osvaldo Sala, Alberto Targise, Alberto Tubía,  Knud Keergaard, Héctor F. Miralles, Juan Luis Van der Velde, Jacinto Selman, Jacobo Piatigorsky y Juan Chedrese, siendo nombrado como asesor artístico el escultor Antonio Orfanó y presidente honorario al intendente Keergaard.
 Se encomienda al artista José Fioravanti la realización de la obra.
En el documento citado se lee que “…tres fueron los lugares destinados para su emplazamiento”. Uno de los propuestos  fue  en nuestra principal plaza, ubicado en “la esquina que da sobre las calles Sarmiento y Avenida Belgrano, mirando hacia la ruta N° 3, dejando libres las calles interiores y exteriores de la plaza”. Finalmente se elige el parque 3 de febrero.
La comisión emprendió una ardua lucha para poder conseguir los fondos. Como siempre la ciudad respondió con la compra de rifas, con los aportes de diversas entidades, con festivales y donaciones.
En agosto de 1970 en la reunión de la comisión en la Biblioteca Sarmiento asisten como invitados “… representantes del Centro Regional de la Ingeniería (ing. Fraomeni y Arq. Bassi) y de los constructores (Ré, Irigoin, Di Fulvio y Tumini)” a quienes se les pide la colaboración de ambas representaciones para la construcción del basamento sobre el que se emplazará el Monumento al Inmigrante, a la sazón en sus etapas finales, quiénes comprometieron la colaboración solicitada”.
También el mismo año “se resuelve designar a la sra. Elvira Falcione de Simonetti como presidenta honoraria de la misma en mérito a su consecuente colaboración”.
El monumento se inauguró el 27 de noviembre de 1971 luego de siete años de trabajo.
Eran tres
Trabajo también es usar las denominaciones correctas.
Por la década del ´30 la continuación del boulevard Primera Junta se llamaba Victoria.
Posteriormente se lo denominó Olivero-Duggan en homenaje a los tripulantes de uno de  las travesías  aéreas que se estaban realizando.
En la década del ´20 el desarrollo de la aviación adquiría un ritmo incesante y sucedían hazañas inimaginables en ese tiempo.
Una de ellas las protagonizaron Eduardo Olivero, Bernardo Duggan y Campanelli.
A partir de estos nombres nos damos cuenta que cuando decimos Olivero Duggan interpretados como un solo nombre estamos muy equivocados.
La revista Todo es Historia dirigida por Félix Luna del mes de setiembre de 1986 se refiere a dos de los viajes realizados en 1926: el Plus Ultra y el Buenos Aires.
Nos interesa aquí este último
“Eduardo Olivero narra que el Buenos Aires había recorrido 14.750 km en 109 horas y 54 minutos de vuelo efectivo a una velocidad promedio de 132 km/h, cumpliendo 40 escalas en 50 días. El vuelo había sido preparado en absoluto secreto…el comienzo del viaje se había fijado para el 24 de mayo de 1926 desde el aeródromo naval de Miller Field en la costa de New Jersey, frente a la isla de Manhattan”
El raid fue extraordinario para la época ya que fue una iniciativa privada financiada por la familia Duggan de Buenos Aires y cuyo hijo se desempeñaría como copiloto de Olivero…” .El tercer tripulante fue el mecánico Campanelli.  “Luego de atravesar muchísimas viscisitudes, ese 13 de agosto de 1926, cargados de gloria cumplieron con el objetivo que se habían propuesto dos años antes, ser los primeros aviadores en unir Nueva York con Buenos Aires”.
En el mismo documento se lee “La disposición interior del SAVOIA le permitía acomodar a los tres tripulantes en dos cabinas que tenían comunicación interior…”.
El viaje del hidroavión está  inmortalizado en una maqueta que se encuentra en el Museo Naval de la Nación en el Tigre .

IMÁGENES
·        El hacedor del monumento al inmigrante es distinguido por los  miembros de la Comisión pro-monumento
·        Maqueta de las figuras principales del futuro monumento al inmigrante.
·        Duggan y Olivero durante una escala en Brasil del Buenos Aires
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